Una escuela soviética. No me busquen en la foto, aunque me gustaría ser el niño que sonríe en primer plano. |
Un poema propio publicado ya hace décadas. Lo muestro tal como debió imprimirse (un ratón pocó escrupuloso le mordió la cola sin permiso. Yo me entiendo).
¿Cómo puede el ave
nacida para el gozo
vivir en una jaula y
cantar?
¿Qué puede hacer el
niño
Cuando las penas lo
vejan
Sino replegar sus alas
tiernas
Y olvidar su joven
primavera?
William Blake
A pesar de
que éramos un muro
(a fuerza de los golpes recibidos,
tantos que olvidamos ya la cuenta)
casi tan firme como aquel
de ladrillo que rodeaba el colegio
en el que nos robaban el tiempo
tan valioso de la infancia,
aún nos deteníamos
ante un hueco de su superficie
para contemplar un brote de trébol en su fondo
con asombro pueril, de vuelta a casa.
Pronto quedó grabada en la memoria
en letras ígneas la sentencia antigua
«festina lente»*, escrita en la pizarra
por un metódico maestro;
(a fuerza de los golpes recibidos,
tantos que olvidamos ya la cuenta)
casi tan firme como aquel
de ladrillo que rodeaba el colegio
en el que nos robaban el tiempo
tan valioso de la infancia,
aún nos deteníamos
ante un hueco de su superficie
para contemplar un brote de trébol en su fondo
con asombro pueril, de vuelta a casa.
Pronto quedó grabada en la memoria
en letras ígneas la sentencia antigua
«festina lente»*, escrita en la pizarra
por un metódico maestro;
fácilmente
se leía entre líneas el consejo
de la Casa del Saber, cuyos goznes aún chirrían
en la memoria con las puertas de otro infierno:
«lasciate ogni speranza» (abandonad
toda esperanza), rezaba
en realidad, y la perdimos.
se leía entre líneas el consejo
de la Casa del Saber, cuyos goznes aún chirrían
en la memoria con las puertas de otro infierno:
«lasciate ogni speranza» (abandonad
toda esperanza), rezaba
en realidad, y la perdimos.
Bonifacio Álvarez
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
* Festina lente= "Apresúrate despacio".
Me ha encantado tu poema, Bonifacio, aunque me aleje del poso que te dejaron los años de escuela. Afortunadamente tuve profesores grises que lo hicieron como bien pudieron y llegado el lunes, la semana se me hacía una cuesta similar a la que escalase Sisifo con su piedra. Y digo afortunadamente, porque también hubo maestros que nos transportaban con su pasión. Y los muros se hacían traslucidos gracias a nuestra imaginación. Yo amé la literatura a través de Don Ruperto y la historia gracias a Don Carmelo, un profesor infatuado, coleccionista de objetos antiguos que traía consigo a las clases.Los mismos prismáticos que Rommel o un canotier con el que posaba el filósofo Ortega. En fin, Bonifacio, siempre nos haces reflexionar, y a pesar de suene ñoño, siempre hay esperanza. Quién me iba a decir que en una mañana de sábado viajariamos al centro de la nostalgia gracias a tu bello poema.
ResponderEliminarEl poema es muy antiguo, lo publiqué hace casi treinta años. Y está visto desde una perspectiva un tanto amarga... La escuela a la que fui sí que parecía la antesala del infierno de Dante, daría para una novela de terror, créeme. Lo que ocurre es que, como cuento en esos versos, también había brotes de trébol que creían fuera de ella.
ResponderEliminarGracias por leer y por tus palabras.
He llegado aquí por casualidad, mis sempiternos problemas con el ratón, he leído tu poema y me ha gustado mucho, no tengo malos recuerdos de mi época de colegial, pero pude comprobar que unos pocos maestros eran crueles, que para algunos compañeros el colegio se convirtiera en una pesadilla.
ResponderEliminarYa se sabe que los ratones se cuelan por cualquier sitio... Me alegra que la casualidad te trajese a mi humilde página, Francisco (a la que eres bienvenido) y que te gustase mi poema, escrito ya hace décadas. Mis recuerdos de infancia (por fortuna) no se limitan a los muros de la escuela, que sí parecía de película de terror.
EliminarDejaré un trozo de queso en un rincón por si el (informático) ratón quiere volver. Aquí entran "cuatro gatos" (bueno, en realidad tres) pero descuida, son pacíficos.
La escuela, ya de por sí, no se caracteriza por la flexibilidad. Los defectos de la sociedad, la fuerza acaba por imponerse. Los padres, los profesores, las fuerzas vivas de la sociedad no son precisamente las alas que empujan a los muchachos a desarrollar sus dotes...
ResponderEliminarPrecisamente ahora estoy a punto de volver a leer (no sé si por sexta o séptima vez) una novelita de Hesse que habla sobre muchas cosas, pero incide sobre la escuela y los estudios, y como coartan a los muchachos...
Un saludo
El problema con la educación es que se debería adaptar ella al alumno. Y no al revés, tal como sigue sucediendo. Si encajas en el esquema curricular, bien. Como seas mínimamente asperger, estás perdido.
ResponderEliminarGracias por leer y comentar, Rubén.