sábado, 18 de abril de 2020

Inseparables





INSEPA   -   RABLES




Un fantasma inesperado

Saltó, y se me puso al lado.

Y, aunque no tuve interés,

Ahora tengo cuatro pies.

Todo empezó con un juego,

Y ahora no me lo despego.



Y sentirlo a mí aferrado,

Aunque solo yo lo veo,

Pienso que tampoco es feo,

Aunque es feo el “condenado”.



Pues me guía y me acompaña

Mi fantasmita siamés.

Aunque alguna vez me engaña,

y me obliga a dar traspiés.

El día que apareció,

Este cuento me contó:



Tuve aciertos y fracasos.

Viví al filo, dormí al raso.

Ora astuto, inteligente.

Ora torpe, incongruente.

Y también algo payaso.



Ansié todo, pero en vano.

Y, ya muerto, nada es mío.

Pues, lo mismo que un anciano,

No estoy lúcido ni sano,

Ya mi tacto es seco y frío:

Rozo el mundo con la mano,

Pero no siento el rocío.



Me enfrenté con la vileza.

Muerto ya, no pongo empeño.

Pero aún amo la belleza,

Y la miro con ensueño.

Y, atrapado en mi tristeza,

Daría el alma con presteza

Por volver a ser pequeño.



No te aflijas cuando yerres,

Lucha y no pasarás hambre.

Goza el día y sé tú mismo.

Pues, por mucho que te emperres,

Sobre el cuerpo de un fiambre

No funciona un exorcismo.



La enseñanza agradecí

A mi fantasma amistoso.

Yo la mano le tendí,

Y él me abrazó igual que un oso.



Hoy comparto sus cadenas,

Y su sombra me conmueve.

Él me hace a mí la cena,

Yo le abrigo cuando llueve.



No razona, está algo loco.

No obedece, es inmoral.

Más parece un animal,

Porque de ángel tiene poco.



De defectos está lleno.

Pero es cierto, siendo justos,

Que es muy malo siendo bueno,

Pero es bueno dando sustos.







© Bonifacio Álvarez.










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